Eddington por Ari Aster: Paranoia, pandemias y un western mental

Con Eddington, Ari Aster se libera de los territorios del terror psicológico para explorar un género inesperado: el western contemporáneo. Pero, como siempre en él, la inquietud acecha en cada plano. En este fresco con tintes políticos, orquesta una tragedia moderna con pandemias, desinformación y guerras ideológicas como telón de fondo.

El escenario: una pequeña ciudad ficticia en cuarentena, azotada por el viento y las tensiones. Joaquin Phoenix interpreta a un alcalde carismático pero manipulador que alimenta sin descanso las teorías de la conspiración. Frente a él, un médico íntegro, interpretado por Pedro Pascal, que intenta devolver la verdad médica y moral a una comunidad en vilo. Este duelo no se juega con una pistola, sino con palabras, discursos encendidos y estrategias de influencia. Aster filma este enfrentamiento como un tenso western psicológico, lentamente contaminado por la locura.

Visualmente, Eddington es un esplendor. Las vastas y polvorientas extensiones recuerdan a Leone, pero Aster les inyecta una atmósfera opresiva, casi delirante. La luz se desvanece, la música se oscurece y el aire se vuelve irrespirable. La película ofrece una aguda crítica de la posverdad y la polarización social. A través de la figura del médico convertido en paria, cuestiona nuestra relación con la ciencia, el poder y el miedo.

Llevada por dos interpretaciones magnéticas, esta película ambiciosa y profundamente perturbadora destaca como una de las historias más potentes y contemporáneas del Festival. Un western mental, donde la tensión colectiva sustituye a los disparos, y el silencio asusta más que el ruido.

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