Auténtica joya del arte otomano, este lugar emblemático de la ciudad turca está de vuelta. El programa incluye una experiencia de baño que combina rituales otomanos tradicionales con arte y diseño contemporáneos.
La historia del Zeyrek Çinili Hamam se remonta al siglo XVI, cuando Hayreddin Barbarroja, almirante en jefe de la armada otomana, encargó su construcción. Fue construido entre 1530 y 1540 por el famoso Mimar Sinan, considerado el padre de la arquitectura otomana. Hoy, este legendario recinto inicia un nuevo capítulo, reabriendo sus puertas tras trece años de obras. Durante este largo periodo, se han restaurado muchos de los elementos característicos del hammam, como fragmentos de azulejos de Iznik, pinturas murales y las cisternas bizantinas ocultas. Además de honrar su pasado, el hammam está en plena sintonía con la modernidad gracias a colaboraciones únicas. Y con razón: el diseñador turco de fama internacional Hussein Chalayan ha firmado los accesorios, como las toallas peshtemal y los nalıns (zuecos), así como los trajes que visten el equipo y los clientes, inspirados en la arquitectura de este lugar único. En cuanto a las piezas de mobiliario, fueron diseñadas por el artista estadounidense de origen griego Theodore Psychoyos. Por último, las cerámicas hechas a medida por Santimetre Studio se utilizan para servir refrescos tradicionales y sorbetes caseros elaborados con fruta de temporada, que se disfrutan en la cámara frigorífica después del baño.
En cuanto a tratamientos, el Zeyrek Çinili Hamam ofrece una amplia gama de experiencias, que duran entre veinticinco y cien minutos. Una de ellas, llamada "El Original", es una reinterpretación de un ritual centenario. Comienza en una sala de mármol, donde los huéspedes se relajan bajo una cúpula estrellada. Después, miembros del equipo entran para prestar los primeros auxilios exfoliando la piel, a lo que sigue un masaje y un ritual de lavado del cabello con productos naturales de la zona. Un ritual que, además de sus propiedades curativas
, nos aseguran, refuerza el sistema inmunitario, nutre la piel, relaja la mente y el cuerpo y proporciona una purificación espiritual
. También se puede combinar con terapias personalizadas y tratamientos adicionales, como masajes de pies y mascarillas faciales. El complejo también ofrece la posibilidad de celebrar eventos privados en el espectacular jardín de recepción con vistas a las cúpulas y los espacios interiores.
Con el paso de los años, el recinto también tiene previsto desarrollar un recorrido por el arte contemporáneo. A partir de ahora, los aficionados al hammam podrán bañarse junto a una escultura de mármol de la artista turca Elif Uras, situada en la sección caliente. Otras obras invitan a los visitantes a explorar la historia del hammam, como la instalación de la diseñadora turca Ayça Telgeren situada en la entrada, o una obra del artista suizo Adrian Geller inspirada en los grafitis de barcos históricos encontrados en las paredes de las cisternas bizantinas.
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