Proyectos residenciales, hoteleros y comerciales que van desde el Coucou en Méribel hasta un ático en Tel Aviv y un castillodel siglo XVII en Provenza... Lo único que faltaba en la cartera de Pierre Yovanovitch era un trofeo para las artes escénicas.

Amante de la ópera, el arquitecto de interiores francés acaba de firmar su primera colaboración con el teatro lírico. Una primera colaboración que se concreta en la suntuosa escenografía de la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi, presentada en el Théâtre de Bâle (Suiza) y dirigida por Vincent Huguet.
"Quería un decorado en movimiento que se acercara poco a poco a los actores de esta historia.
drama, mientras la maldición se despliega. Lo he reducido a lo esencial para que estas almas en desorden, estas almas que se torturan a sí mismas, encuentren su lugar. El decorado simboliza el rápido paso del tiempo y, sobre todo, lo que hemos hecho con nuestras vidas y lo que ellas han hecho con nosotros", explica Pierre Yovanovitch.




A la vez depurado e incisivo, el decorado consiste en muros curvos superpuestos que se cierran unos sobre otros, rodeando peligrosamente a los personajes a medida que se desarrolla la trama.
Estos cambios escénicos se ven reforzados por la elección de colores para los decorados curvos, estructurados por una escalera escultórica de vivos colores rojo, azul y blanco, que subrayan la aceleración del drama presenciado por el espectador. Las emociones del espectador se intensifican a medida que se desarrollan los episodios de esta ópera italiana.








