El interiorista italiano Francesco Meneghello sigue experimentando nuevas conexiones entre arte y diseño con Mirrorless, que explora las nociones físicas y simbólicas del espejo.

Los diseños de Francesco Meneghello tienden hacia un ideal de esencialidad, una sensibilidad estética y un gusto por la forma mínima, entrelazando los lenguajes del arte y el diseño. Como es habitual en su obra, el interiorista italiano juega con la plenitud y el vacío, la simetría y la asimetría, los contrastes y la monocromía, los reflejos y las transparencias. Este es su primer objeto metafísico, basado en su concepto "Nosotros no diseñamos". Mirrorless es un homenaje libre a la espacialidad de los lienzos del artista argentino Lucio Fontana. "Su instinto de forzar la planitud del lienzo es como un acto de construcción, no de destrucción ", explica. La singularidad de este espejo reside en la "ausencia de superficie reflectante", que aquí da paso a "la presencia de un vacío", abriendo infinitas posibilidades de experiencia y relación con la realidad.

MUNDOS DE PENSAMIENTO

Esta pieza escultórica, pura y absoluta, interactúa con su entorno. Todo menos el rostro se refleja en la superficie de acero pulido, creando una cierta representación del mundo en la que la figura humana, la luz y el decorado forman un todo. Mirrorless juega con la vanidad de los selfies, la estética estandarizada y la cultura autorreferencial y narcisista.
Esta creación disruptiva se aleja de la lógica racional, ramificándose hacia otros universos de sentido como la abstracción, la paradoja y la utopía. Francesco Meneghello añade otro simbolismo a la imagen. El espejo está concebido como una ventana, en formato fotográfico 2/3, que nos incita a mirar más allá, invitándonos a una "experiencia contemplativa, silenciosa, solitaria e introspectiva".

ENTRE TRADICIÓN E INNOVACIÓN

Mirrorless está hecha a mano por artesanos de Brianza, en Lombardía, que se centran en la calidad sostenible de los materiales y en procesos de producción respetuosos con el medio ambiente. Francesco Meneghello trabaja constantemente en la idea de una "pieza única" que pueda reproducirse en serie.
Se producen once modelos al año, cada uno con un número de serie progresivo y un doble certificado de autenticidad.
" El 11 es también un número primo y un palíndromo", explica, y añade: "Simbólicamente, marca la presencia de dos elementos en relación -la humanidad y la naturaleza- unidos por la fuerza abstracta de un objeto real ".

La visión del diseñador sigue sondeando la compleja esencia del hogar en esta conexión entre el hombre, el espacio y los objetos
, ampliando cada vez más las capacidades y los límites del diseño.

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