Jacquemus tiene la rara habilidad de evocar lo ajeno sin idealizarlo, de abrazar la belleza del mundo sin congelarla. Con "La Croisière", su colección primavera-verano 2025, Simon Porte Jacquemus nos ofrece una escapada sensual entre dos orillas: la atmósfera silenciosa de un piso parisino donde tuvo lugar el desfile, y la luz abrasadora de Egipto, elegido como telón de fondo de la campaña fotográfica.


Desde las orillas de El Cairo hasta los palmerales de Asuán, las siluetas de Jacquemus cobran vida bajo el objetivo del talentoso fotógrafo egipcio Mohamed Sherif. Sin artificios ni folclore, sus imágenes captan la verdad del momento. Un vestido, un soplo de viento, un gesto entre dos miradas. Aquí, la moda no se exhibe: habita el paisaje.
Los modelos Angelina Kendall y Mohamed Hassan, ya presentes en el desfile de París, encarnan esta elegancia en movimiento, fluida y silenciosa. Las prendas cuentan una historia de líneas limpias y encanto suave: americanas de doble botonadura, pantalones de pinzas y vestidos midi estructurados. La paleta está impregnada de sol: rojos profundos, amarillos dorados, blancos arenosos. Una sencillez buscada, una gracia sin aspavientos.
Jacquemus ha creado un manifiesto de la moda lenta, una oda a la sofisticación discreta. Donde otros habrían exagerado la decoración, él opta por la moderación. Egipto no es decorativo: se convierte en un compañero. A través de los planos de Sherif, se ofrece en su belleza bruta, entre el agua, la tierra y el cielo, como si fuera evidente. Aquí el lujo se mide en silencio.
"La Croisière" sigue los pasos de quienes, antes que Jacquemus, se inspiraron en este territorio - Dior, Stefano Ricci, Rick Owens... Pero el diseñador francés no busca el exceso ni el énfasis. En su lugar, evoca una emoción, un viaje interior, una conexión. Su crucero es un viaje: una mirada al mundo, un gesto de alta costura hacia la realidad.
Y si tuviéramos que elegir una sola imagen, podría ser la de un accesorio colocado sobre una piedra cálida, o la de un drapeado abrazando la luz del Nilo. Donde la alta costura podría ser una pose, aquí se convierte en poesía.












