Desde muy pequeña, Lucy Bridge estuvo obsesionada con el maquillaje de su madre. Le maravillaban los productos de belleza que encontraba en las estanterías, donde Chanel y Dior estaban codo con codo. Criada en medio del frenesí de la moda de los años 80, no tardó en interesarse y apasionarse por el arte del maquillaje. Tras estudiar maquillaje, peluquería y fabricación de pelucas en Manchester, tomó la audaz decisión de trasladarse a Londres para vivir su sueño.

Lucy Bridge dio sus primeros pasos como maquilladora freelance en la capital inglesa, trabajando en multitud de proyectos que contribuyeron a forjar su reputación en el sector. Pero lo que realmente impulsó su carrera fue su amplia red social de amigos fotógrafos de club, estilistas y diseñadores, entre ellos el famoso Charles Jeffrey, a quien le encantaba explorar la locura de la vida nocturna queer de Londres.

El punto de inflexión en su carrera fue un encuentro casual con el fotógrafo Tim Walker. Este sería el punto de partida de una colaboración excepcional que duraría más de diez años y que llevaría a Lucy Bridge a protagonizar un editorial especial de Chanel para la revista i-D. En 2017, también trabajó con Tim para esta publicación en un proyecto que ampliaba los límites de la creatividad y la expresión artística.

El estilo de maquillaje de Lucy Bridge es inimitable, ya que está muy influido por las técnicas artísticas y la obra de artistas contemporáneos. Esto se refleja en el uso de materiales y herramientas tradicionales, como la elección de pinceles para crear un tono subversivo
que caracteriza su obra. Sin embargo, detrás de este estilo único se esconde el trabajo duro a la antigua usanza, una práctica diligente y una concentración inquebrantable. Lucy Bridge es una artista que no sólo es creativa, sino que también trabaja en equipo y crea obras excepcionales.

Influenciada por el arte, el cine, los viajes, la cultura y las redes sociales, Lucy Bridge forma parte de una nueva generación de maquilladores cuyo enfoque
gender-neutral defiende la confianza en uno mismo. Su visión es intrépida y sin complejos, superando constantemente los límites de la belleza convencional. La maquilladora celebra la diversidad y la inclusión, creando looks que desafían los estereotipos de género y destacan la individualidad.