Verano 2025: cuando el lujo viste cada momento

En 2025, el lujo ya no se limita a las pasarelas y los escaparates: impregna cada detalle de la vida cotidiana, desde las playas bañadas por el sol hasta las sinuosas carreteras de la Riviera. De las sombrillas Jacquemus a los yates Fiat Gucci y Armani, el arte de vivir se convierte en una escenografía total, donde la elegancia se imprime en cada gesto.

El megayate Admiral 72 de Giorgio Armani. Giorgio Armani/The Italian Sea Group

Hace sólo unos años, la alta costura estaba confinada a las pasarelas, los escaparates y los armarios de los iniciados. En 2025, está en todas partes -en nuestros viajes, nuestras actividades de ocio, nuestras escapadas a la costa- y su preciosa firma está impresa en cada fragmento de nuestras vidas. Más que un mercado, es un arte de vivir que está tomando forma, una suave pero profunda búsqueda de identificación, donde el sueño se apropia a través de una sombrilla de Jacquemus, un Mini Cooper de Paul Smith o un yate de Armani.

Las playas se convierten en pasarelas naturales, escenarios abiertos donde la moda despliega sus decoraciones efímeras. En Saint-Tropez, Jacquemus infundió su imaginación soleada en una playa transformada: sombrillas inmaculadas, tumbonas color crema, el conjunto evoca un retablo viviente suspendido entre el cielo y el mar. Dior reinventó Shellona adornando la orilla con su monograma de culto, transformando la sombra de las palmeras en una prolongación natural de su vestuario de la Riviera. En Atenas, Balmain se adueñó de One&Only con sus laberintos gráficos, mientras que en Tenerife, Casablanca revivió una nostalgia retro, saturada de seda, ganchillo y ensoñaciones pasadas de moda. La antaño prístina arena es ahora la página en blanco de una narrativa estética tejida por algunas de las principales casas de moda del mundo.

Más allá de las costas, esta conquista de lo cotidiano se extiende a las carreteras y los hogares. Gucci fijó su emblemática red verde y roja al Fiat 500, transformando el popular coche en un icono móvil. Dior se ha asociado con Vespa para una edición preciosa, mientras que Bentley ha creado interiores tejidos a medida inspirados en sus desfiles de alta costura. En el mundo del mobiliario, Loewe, Louis Vuitton y Bottega Veneta rediseñan sofás, sillones y objetos cotidianos, difuminando las fronteras entre moda y estilo de vida. Ni siquiera el deporte ha escapado a esta metamorfosis: Balenciaga ha revisitado el equipo de esquí, mientras que Off-White ha replanteado la tabla de surf con atrevidos gráficos.

Sin embargo, ya no se trata sólo de la búsqueda ostentosa de un logotipo. Este movimiento aspira a una coherencia estética íntima: la de inscribir cada gesto en una escenografía deseada, la de rozar lo excepcional incluso en los rituales más triviales, desde el primer café de la mañana hasta la improvisada salida hacia el horizonte. El lujo, antaño reservado a momentos excepcionales, se desliza ahora en el presente como una segunda piel.

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